A 80 AÑOS DE LA MASACRE DE LOS OBREROS
BANANEROS
SIGUE LA ALIANZA ENTRE EL
IMPERIALISMO Y LAS CLASES DOMINANTES LOCALES CONTRA EL PUEBLO COLOMBIANO
CAMPAÑA NACIONAL
EN HOMENAJE A LOS OBREROS BANANEROS SACRIFICADOS EL 6 DE DICIEMBRE DE 1928
Se exprime la
vida de los pobres para enriquecer a los amos, y se les asesina cuando piden
pan y justicia.
La mano de
hierro del gobierno es la misma que impeló a la desesperación cien mil bocas.
Se denega justicia
a los obreros colombianos, para luego entregar sus cabezas
en bandeja de
oro a los invasores yankis.
Hambre y
plomo! He ahí lo que se da a la boca que pide pan y justicia.
Hambre y
plomo. Así resuelven los mandarines de Colombia los conflictos de trabajo.
Maria Cano. Volante repartido
clandestinamente el 30 de diciembre de 1928
El Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo MODEP, quiere
este 1º. de Mayo iniciar la campaña de homenaje a la memoria de los miles de
mártires obreras y obreros, asesinados el 6 de diciembre de 1928. Este crimen acordado
entre un monopolio imperialista, con la complicidad del Estado de las clases
dominantes, justificado con el argumento de “detener la amenaza comunista”, en
verdad tuvo como objetivo garantizar la dominación semicolonial. Desde entonces
la dominación imperialista, sus inversiones y megaproyectos, han requerido de
un Estado lacayo y fiel defensor de sus inversiones, que recorre para tal fin a
masacrar al pueblo, como lo dijera María Cano, los “mandarines colombianos”,
hoy como ayer, siguen masacrando al pueblo en nombre del capital.
Al finalizar el siglo XIX, cuando se había formado a
escala mundial el capital monopolista, que Lenin llamaría imperialismo, en una
región de la costa norte colombiana que cubría los municipios de Santa Marta,
Ciénaga, Aracataca, Fundación y Pivijay se había instalado el monopolio
imperialista bananero United Fruit Company[1],
de capital norteamericano. A comienzos de siglo controlaba el 80% de la
industria bananera mundial, tenía a disposición en los países caribeños más de 1
millón 400 mil hectáreas de tierra, 70 mil de ellas sembradas en banano; miles
de kilómetros de ferrocarriles y cables de telégrafo; una flota de casi 100
barcos y una fuerza laboral superexplotada de 150 mil hombres, que cosechaban
al año 65 millones de racimos para exportación.
En Colombia para la segunda década del siglo XX, tenía 25 mil trabajadores, a los que se les pagaba en vales, cambiables solo en los almacenes del monopolio, habitantes de viviendas malsanas, controlados por despóticos capataces, además los trabajadores padecían de enfermedades como el paludismo, la anemia, la tuberculosis, el parasitismo, la gastroenteritis, las venéreas. Además de afectar a los obreros,
En octubre de 1926, como parte de la agitación obrera y
socialista se fundó, con la orientación del Partido Socialista Revolucionario la Unión Sindical. El
sindicato, después de un proceso organizativo presentó en octubre de 1928 el
primer pliego reivindicativo en 30 años de existencia de la empresa: 1) seguro
obligatorio; 2) reparación por accidentes de trabajo; 3) habitaciones
higiénicas y descanso dominical remunerado; 4) aumento de 50% en los jornales;
5) supresión de los comisariatos; 6) cese de los avances por medio de vales; 7)
pago semanal; 8) abolición de los contratistas; 9) mejora del servicio
hospitalario.
El gerente de
El 16 de enero de 1929, Jefferson Caffery, Embajador de
E.U. en Colombia, escribió un mensaje confidencial al Secretario de Estado en
Washington en el que le decía: “Yo tengo
el honor de informarle que el representante de la United Fruit Company
me dijo ayer en Bogotá, que el número total de trabajadores en paro, muertos
por los militares Colombianos, excede del millar” (Carlos Payares. Ciénaga:
Una República bananera. Huelga y masacre de las bananeras. Editora Litoguia,
Santa Marta. 2004.)
En las semanas siguientes continuaron los fusilamientos
y detenciones masivas, miles de obreros fueron llevados a las cárceles de las
selvas de Panamá y la Amazonía.
Con las denuncias de Jorge Eliécer Gaitán, con la memoria
obrera contada de generación en generación, con Los Inconformes de
Ignacio Torres Giraldo y otros historiadores democráticos y con la literatura
democrática, Cien Años de Soledad de García Márquez y Casa Grande de Cepeda
Zamudio, hemos logrado combatir el olvido de esta masacre, a pesar de que los
historiadores oficiales y los diferentes gobiernos de turno han dicho que no
hubo masacre, sino que la
United solo trajo bienestar y progreso.
Este fue el bautizo de fuego que tuvo el
proletariado colombiano en su lucha por crear una patria soberana y una nación
democrática y con justicia social. 80 años después el pueblo sigue luchando por
esos mismos ideales y las clases dominantes, siguen aplicando la misma lógica
terrorista en nombre de la lucha contra el comunismo y a favor de la libertad
del capital: en
lugar de economías de enclave, tenemos zonas francas y regiones de
megaproyectos con total garantía para la inversión imperialista, en donde no se
cumple la Constitución
nacional ni la legislación laboral, además que exigen que a partir del TLC,
todo el país sea una inmensa zona franca; en lugar de la “ley heroica”, tenemos
un régimen militarista, que criminaliza y acalla la oposición; en lugar de los ministros
de Industrias y de Guerra, tenemos a todo el gabinete ministerial, que en
nombre del “libre mercado” y la seguridad democrática”, aplican medidas contra el
pueblo y a favor del gran capital; en lugar de un Cortes Vargas, tenemos varios
jefes militares y paramilitares, que para defender a los monopolios
capitalistas, continúan masacrando campesinos, indígenas, sindicalistas,
estudiantes y demás líderes sociales y políticos; en lugar de un gobierno
conservador de carácter semicolonial, tenemos un régimen de carácter fascista,
fiel aliado del imperialismo norteamericano y de su dominación neocolonial.
Por todo lo anterior, el objetivo de esta campaña
nacional por la memoria, la dignidad y la resistencia, es traer al presente,
los sueños de lucha por la democracia y el socialismo que enarbolaron los
obreros y revolucionarios asesinados en la zona bananera y, para que estos
impulsen nuestro accionar.
MODEP
1º. de Mayo de 2008
[1] Esta misma
transnacional ahora conocida como la CHIQUITA BRANDS o BANADEX S.A., el 15
de mayo de 2004 confesó ante un juez federal de los Estados Unidos haber
entregado 1.7 millones de dólares en un período que va desde 1997
hasta 2004 a
las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU).
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