UNIDAD DEL PUEBLO EN LA LUCHA
CONTRA EL IMPERIALISMO Y EL NEOLIBERALISMO, Y POR EL PODER, LA DEMOCRACIA Y
EL SOCIALISMO.
Cada día miles de
retroexcavadoras, dragas, motosierras, explosiones en la superficie de los
territorios, operadas por maquinas de los consorcios imperialistas, hieren las
entrañas del suelo y el subsuelo colombiano en busca de los codiciados frutos
minerales, energéticos y de biodiversidad del país para ser exportados, al
mismo tiempo miles de trabajadores son enganchados por multinacionales del comercio,
la banca y los call centers de otros megamonopolios.
Sin duda las clases dominantes
están regalando los recursos naturales al mejor postor. El argumento que sirve
como “contentillo” para el pueblo, es la teoría que los neoliberales han
defendido del “vaso rebosante”, según la cual, cuando el vaso de la riqueza sea
llenado para los ricos, y se creen las condiciones para que se siga llenando,
entonces, el contenido (la riqueza) se derramará e inundará de felicidad y
prosperidad a los pobres, de ahí que no se puede pretender cuestionar, ni mucho
menos impedir el proceso del modelo del crecimiento económico.
El presidente Juan Manuel
Santos, al tiempo que le asegura a estas grandes empresas que en este país no
se “expropia el capital extranjero”, porque la institucionalidad garantiza la
gobernabilidad que el capital imperialista exige, plantea que la protesta
social no tiene justificación, porque su gobierno es de grandes reformas
sociales, por eso combina cooptación y represión.
Santos expresa claramente que el
motor de su modelo económico es la inversión imperialista: “Cuando vienen los
inversionistas yo les digo bienvenidos, ustedes son nuestros socios. Si a
ustedes les va bien a nosotros nos va bien. Y lo único que yo les pido es que
tengan responsabilidad social y responsabilidad ambiental. De resto aquí lo que
queremos es que ustedes sientan que hay reglas estables, de juego, que aquí no
vamos a cambiar esas reglas, que aquí no vamos a expropiar. Aquí no
expropiamos, aquí todo lo contrario. Somos un Estado de derecho en donde
hacemos todo lo humanamente posible para que se respeten las reglas. Y creo que
ese es el mejor atractivo para cualquier inversionista”.
Incluso el supuestamente líder
de las reformas sociales de “avanzada” del santismo, el Ministro de Agricultura
Juan Camilo Restrepo, deja ver los dientes del régimen cuando recientemente fue
entrevistado ante la preocupación, que en pleno proceso de restitución,
gigantes megamonopolios imperialistas están comprando tierras en el país: “No
podemos caer en esa exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo
extranjero, de considerar así la inversión foránea”. Para este Ministro es
normal que los megamonopolios mineros pidan que se les titule 24 millones de
hectáreas, tanto como el territorio ecuatoriano, hasta ahora se les ha titulado
5 millones de hectáreas en territorios étnicos, parques naturales y zonas de
vulnerabilidad ecosistémica.
Para lograr el objetivo, las
clases dominantes deben resolver dos tipos de contradicciones, las existentes
en el seno de ellas mismas expresadas entre Uribismo – Santismo y las
existentes entre ellas y el pueblo.
Sin duda las diferencias entre
Santos y Uribe deben entenderse más allá de un simple problema personal,
representan enfoques y vías que las clases dominantes tienen para desarrollar
el modelo económico y político. Uribe representa la visión fascista de los
grandes terratenientes y ganaderos, de algunos exportadores, de un sector
importante de la cúpula militar y el clero, que consideran que no se deben
hacer cambios que pongan en cuestionamiento la estructura de privilegios de
este sector, para lo cual insisten en la continuidad del proyecto fascista y la
lógica guerrerista. Santos, a su vez, representa a la gran burguesía financiera
que quiere darle gobernabilidad al Estado para atraer capital imperialista y
que por ende, debe tocar los intereses de grandes terratenientes y ganaderos,
así como realizar un reordenamiento territorial en función del capital
imperialista. Esta contradicción tiene dos posibilidades de resolución, o se
antagoniza y genera una nueva guerra, o se atenúa y llegan a una negociación de
intereses.
La otra contradicción, la
existente entre el imperialismo y las clases dominantes contra el pueblo y la
nación colombiana, existe por cuanto el proyecto dominante necesita un mayor
sometimiento político e ideológico de las mayorías, para que no exista la
posibilidad de la reorganización y proyección del campo popular como actor con
capacidad para disputar el poder político y económico.
Las tareas urgentes del campo popular.
Ante la actual condición política
nacional se está reconfigurando el campo democrático y popular. De una parte,
sectores de oposición al fascismo uribista, han cambiado de bando y hoy están
en las toldas de la Unidad Nacional santista, se trata del Partido Liberal y
los Verdes, que coinciden con el modelo impulsado por Santos. De otra parte, se
configura un nuevo sector agrupado como la coalición de los progresistas, que
pretende representar la cara humana del modelo capitalista, en el fondo no se contrapone
al proyecto, sino que insisten en algunas reformas para que no sea tan agresivo
y lesivo contra el pueblo. El PDA que jugó su papel en la lucha contra el
fascismo uribista, quedó atrapado en los lazos de las alianzas electorales y el
parlamentarismo, como única posibilidad de agenciar un proyecto transformador
de la sociedad, razón por la cual aceptó como natural la presencia de sectores
clientelistas y corruptos, con tal de disputar desde el escenario institucional
algunos gobiernos. Hoy es un proyecto político debilitado, incapaz de
autocriticarse y ser referente de movilización y unidad popular.
Dos propuestas de unidad y
movilización popular están emergiendo, la Marcha Patriótica y el Congreso de
los Pueblos, ambas expresan la necesidad de otras alternativas políticas, que
hagan una revisión crítica del parlamentarismo y a la negativa de impulsar
decididamente la protesta popular, haciendo una clara vocación de disputa del
poder.
Los retos inmediatos que se
presentan al pueblo tienen que ver con la organización y desarrollo de la
protesta popular ante la entrada en vigencia el 15 de Mayo del TLC con Estados
Unidos; la lucha por la defensa de los derechos de los/as trabajadores/as de
los grandes monopolios imperialistas; la defensa de los territorios y de las
comunidades en peligro a causa de los megaproyectos minero-energéticos y la
lucha contra la cooptación santista.
En este Primero de Mayo, la
unidad y coordinación de esfuerzos para la movilización antineoliberal y por el
fortalecimiento de todos los procesos organizativos del pueblo, es un elemento
que debe servir para potenciar la lucha por el Poder, la Democracia y el
Socialismo.
POR
LA UNIDAD Y LA MOVILIZACIÓN ANTINEOLIBERAL, VIVA EL PRIMERO DE MAYO
INTERNACIONALISTA Y REVOLUCIONARIO. POR EL PODER, LA DEMOCRACIA Y EL SOCIALISMO
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